Entrenamiento Internacional en Clown Esencial

Si haces un curso con Alain va a ser especial en tu vida, seguro. Pero el Entrenamiento en el CAE es realmente especial. El lugar es maravilloso y se convierte en hogar. Sus personas son de una calidad humana excepcional y se convierten en familia. Cualquier trabajo personal puede hacerte atravesar momentos difíciles, que en los brazos de CAE terminan con un sabor dulce. Estoy deseando seguir formándome ahí (y eso que vivo a 8000 kilómetros). Lo super recomiendo.

Estoy muy agradecida con Alain Vigneau, es una persona a la que tengo mucho respeto y amor, por su entrega y dedicación. Me refiero a él como un cirujano que abre las capas profundas del alma para ayudarnos a ver los contratos de infancia.

Cada día que estoy en el CAE es un día que paso sin querer irme de ahí. Os quiero mucho y deseo y necesito que el CAE y el Entrenamiento tengan larga vida. Les felicito porque como el CAE, como mami, como Alain y como su gran gran equipo, no se encuentra en más lugares.

¡Me gustaría agradecer a todo y a todos! Ya es la tercera vez que vengo desde lejos, con la seguridad de que en el CAE, además de realizar un trabajo único e imprescindible con Alain, también me sentiré como si estuviese en casa por la maravillosa hospitalidad de Guadalupe y toda su equipo: Isabel, Gabo, Sr. Pedro, Pilar, Martha... Me voy a casa con el sentimiento de haber vivido una experiencia inolvidable, ¡y muy importante para mi vida!

La formación internacional en Clown Esencial está siendo para mí todo un proceso de transformación, encuentro, amor y ternura con mi interior y me ha proporcionado herramientas para llevar este conocimiento a mis pacientes, mis talleres, mis alumnos universitarios y fundamentalmente a los que amo. Gracias CAE.

Un regalo para mi alma, participar en la Formación Internacional de Clown. Significa el retorno a casa, la mirada al niño, la espontaneidad, la creatividad, la algría, el encuentro tierno conmigo mismo. La dirección de Alain Vigneau es impecable, mucho más allá de los métodos, nos pone en contacto con nuestra espiritualidad, propia verdad, con el amor.

Fueron unos días de regalo, de poder ser yo sin caretas, de darme cuenta en el llanto y en la risa de quien soy, de lo que valgo, del cariño del grupo, llevados de la mano con un amor incondicional por Alain, un maestro chiquito, fino, que tiene una capacidad amorosa que lo hace ver cómo un gigante, que llena todos los huecos. Gracias Alain, gracias a cada uno del grupo, gracias al CAE, Lupe, Gabo, Isa, Pedro y a las cocineras.

Gracias a Alain y al CAE por crear espacios para la paz, la autenticidad y el amor genuino. Me llevo imágenes y recuerdos en el corazón que nutrirán mi alma mientras viva. Con todo mi amor y gratitud.

Ha sido una maravillosa experiencia, todo lleno de luz y paz. La gente hermosa y muy amorosa, el maestro y el equipo del CAE, sublimes. Ya no quisiera regresar a casa… Pero bueno, creo que ahora tengo una segunda yo.